Mi familia y yo somos inicialmente de Surat pero residimos en Mumbai. Mi abuelo tenía 76 años cuando le diagnosticaron cáncer. Los primeros signos fueron su peso reducido y su salud degenerada. Cuando consultamos a un médico, tenía cáncer de hígado y esófago. Fue un shock para todos nosotros. Comencé a hablar con mis amigos médicos y obtuve su apoyo para comprender la situación. Nos costó aceptarlo.

La amarga verdad:

Decidimos consultar a un oncólogo, pero aún así teníamos que darle la noticia a mi abuelo. No tenía idea de que le habían diagnosticado cáncer. Consultamos a un médico, conoció a mi abuelo y le hizo algunos chequeos. Luego de esto, nos dijo que el cáncer estaba en etapa 3 y tenía una esperanza de vida baja. Eso fue muy difícil para nosotros de comprender y estábamos decididos a mantener oculta la esperanza de vida a mi abuelo para reducir el estrés.

Cita con Ayurveda:

El médico sugirió quimioterapia, pero mi abuelo quería hacer tratamientos ayurvédicos. Nuestra familia investigó exhaustivamente los tratamientos ayurvédicos y consideró que era la mejor opción. Seguimos adelante con el tratamiento ayurvédico y preparamos un cronograma para tratarlo. Al cabo de unas semanas perdió mucha energía y dejó de ir a la oficina ya que todo el día era extenso y agotador. Colaboró ​​muy bien con los tratamientos y nunca discutió.

Bebía los jugos y hacía ejercicio, aunque tenía poco apetito y su sueño bastante perturbado. Aunque los medicamentos ayurvédicos lo estaban tratando, su hígado comenzó a reducir la productividad. Después de unos meses, se volvió bastante complicado. Vimos que se estaba poniendo difícil para él y decidimos traer a su madre y a mi bisabuela a Mumbai desde Surat para reunirse con él una vez antes de que surgieran adversarios. Le contamos sobre su cáncer y la situación.

Garganta Pesada:

Un miembro de la familia fue a Surat y la trajo a Mumbai. Ella vino y lo conoció, pero nunca lloró, excepto cuando lo vio por primera vez. Ella se quedó con él todo el día y le preparó la comida. Mi bisabuela permaneció despierta toda la noche, le cantó canciones de cuna y recordó viejos tiempos. Estábamos muy felices de ver el reencuentro madre-hijo; ella sabía que nunca lo volvería a ver. Fue muy emotivo.

El último adiós:

Al día siguiente, le dio a mi abuelo un hermoso y sentido mensaje. Partió feliz hacia su pueblo natal. Después de una semana de su visita, mi abuelo falleció. Mi familia y yo creemos que Dios quería que mi abuelo y mi bisabuela se volvieran a encontrar. Aunque teníamos el corazón apesadumbrado, nos alegró saber que falleció sin sufrimiento y que estaba en paz. ¡Mi único consejo es hacerse todos los chequeos y mantenerse saludable!