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Cassey (sobreviviente de cáncer de sangre)

Cassey (sobreviviente de cáncer de sangre)

Diagnóstico / Detección

A finales de 2013, de repente, comencé a sentirme agotado. Estaba trabajando todo el tiempo, así que no lo consideré un problema. Luego, noté un extraño nódulo en mi cuello. Lo siguiente que hice fue reservar una cita con el otorrinolaringólogo. Pero hasta enero de 2014 no conseguí cita. Luego el médico le recetó algunos antibióticos y programó una reunión para dos semanas después. Terminé el tratamiento con antibióticos y faltaban cinco días para la cita, pero de repente las cosas empezaron a empeorar. Tenía moretones por todo el cuerpo y aparecían gigantescas marcas moradas dondequiera que tocaba. Empecé a parecer que tenía ictericia; mi cara estaba descolorida. Tuve problemas para caminar porque me cansé rápidamente. A pesar del cansancio seguí trabajando. Pensé que tenía anemia; algo andaba mal. Me di cuenta, pero qué mal que no lo sentí. Mi visión comenzó a nublarse y tuve dificultad para respirar. Consulté a un médico pensando que era una deficiencia de hierro o algo así. Al ver que mi condición empeoraba, el médico me aconsejó que ingresara en el hospital y me hiciera análisis de sangre. Fue entonces cuando me diagnosticaron que tengo nivel de hemoglobina 4. Inmediatamente me transfundieron sangre; Sintieron el cáncer pero esperaron a que la biopsia de médula ósea lo confirmara. Para asegurar el diagnóstico se realizaron tres biopsias de médula ósea. 

Educativo

Una vez que me diagnosticaron el cáncer, mi quimioterapia comenzó antes de que pudiera hacerme un tratamiento de fertilidad. Este tipo de cáncer era raro en personas de mi grupo de edad. Estuve hospitalizado durante 32 días. Durante ese tiempo, tuve un derrame cerebral. Tuve que volver a aprender a caminar y hablar durante el tratamiento en curso. Siete semanas después del tratamiento inicial, me informaron que había ocurrido una recaída. El cáncer estaba de vuelta. Lo peor fue que mi cuerpo ya no respondía a la quimioterapia, por lo que necesitaba un nuevo tratamiento. El nuevo tratamiento demostró ser altamente infructuoso. Resultó en la liberación de citocinas y, por lo tanto, me enviaron de regreso al hospital. 

Cuando el cáncer recayó, la quimioterapia, la inmunoterapia, nada funcionó favoreciendo a mi cuerpo. La única opción que quedaba era optar por los ensayos clínicos. Decidí ir a ensayos clínicos e hice todas las pruebas, pero se cerró antes de comenzar porque uno falleció. Me quedé sin opciones. A otro ensayo clínico en otro hospital tampoco le quedaban plazas, por lo que tampoco pude participar. Mi médico sugirió someterse a un trasplante.

Fui para el transporte de células madre y mi hermano fue mi donante. Él era mi pareja 100%. Seis meses después, el cáncer volvió a recaer y optamos por la inmunoterapia para ver si funciona en lugar del trasplante de células madre. Afortunadamente, después de cuatro rondas, entré en remisión. 

Por lo tanto, fue un viaje de tres o cuatro años.

Cuidadores/Sistema de apoyo

Mi sistema de apoyo eran mi esposo, mi papá, mi suegra y mi hermano. Mi papá aparecía todos los días. Se quedaron a mi lado. Sin ellos, no podía imaginar cómo habría pasado este momento. Mi equipo médico también fue un gran apoyo. 

Superar desafíos/efectos secundarios

Para superar los desafíos, primero acepté lo que sucedería y ya sucedió. Usé muchos medicamentos para detener las náuseas. También hice diferentes técnicas de respiración y bebí mucha agua tibia con un poco de cítricos como el limón. También hice acupuntura. 

¿Qué me mantuvo positivo durante el viaje?

Esos días fueron duros y era fundamental entender por qué lo hacía. Lo hacía por mi familia y no siempre por mí; por lo tanto, no podía decepcionarlos al no luchar lo más duro posible. Sentí que mi trabajo era mantenerme con vida y vivir lo más saludable posible. Tuve un equipo encantador a mi lado para ayudarme en el proceso. Sus esfuerzos me mantuvieron positivo. También comencé a concentrarme en un día y a establecer metas todos los días. 

Cambios en el estilo de vida durante/después del tratamiento

Comí lo que pude porque no podía cocinar mucho. Solo me aseguré de que mi alimentación fuera saludable. Dejé la ingesta de alimentos procesados. Todo esto me ayudó mucho a sentirme mejor físicamente. Después del tratamiento, cuidé al máximo mi salud física y mental. Mi estilo de vida cambió por completo. 

Lecciones durante el viaje del cáncer

Solía ​​pensar que estaba viviendo una vida sana, pero no era así. Ahora, cuando miro los cambios, se siente diferente. Solía ​​​​estresarme mucho. Este viaje me cambió. Empecé a sentirme más compasivo. El viaje me enseñó a tener paciencia. Me ayudó a apreciar a las personas que me rodeaban y a quienes podría haber dado por sentado. Estoy agradecido por ellos y por cómo impactaron mi vida. Me di cuenta de que somos más fuertes física, emocional y mentalmente de lo que creemos. Hay un nivel más profundo que aprovechamos para superar un desafío. 

La vida después de luchar contra el cáncer

 Soy asesora de supervivencia al cáncer y ayudo a empoderar a las mujeres para que sean fuertes física, emocional y mentalmente después de atravesar un cáncer. He creado un programa de supervivencia de 13 semanas. Se trata de todo lo posterior al cáncer. Para recuperar la fuerza física, ganar positividad, curación y resiliencia emocional. Se trata de abordar el trauma que el cáncer trae a su vida. Su objetivo es reconstruir la mentalidad. Tengo una perra llamada Lily y paso muy bien mi tiempo. Realmente amo lo que hago. 

Mensaje de despedida para sobrevivientes de cáncer/cuidadores

"Nunca te rindas. Nunca pierdas la esperanza y haz todo lo posible para ayudarte en tu viaje, ten fe en que las cosas mejorarán y serán más fáciles cada día".

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